Comienza el viaje
Dicen que para cruzar el charco hay que tener dinero. Es cierto que hay cosas que no puedes dejar de pagar, como el billete de avión, pero hay otras que puedes conseguir a cambio de tu trabajo. ¿Cómo lo hicimos nosotros? Ofreciendo nuestra mano para lo que más nos gusta, foto y vídeo, a cambio de alojamiento y desayuno.
Al principio todo el mundo se extrañaba y no dejaba de preguntar ¿pero cómo lo habéis conseguido? Bueno... con Internet todo es más fácil hoy en día. Sólamente hubo que hacer una exhaustiva búsqueda de albergues juveniles en Santiago, redactar emails en los que vender nuestra propuesta lo mejor posible y esperar a que alguien estuviera interesado.
Siempre quedaba la opción de hacer el típico voluntariado en hostels, trabajando de recepcionista, en mantenimiento o limpieza y orden del sitio. Pero si había algo que podíamos y sabíamos hacer mejor, ¿por qué conformarnos con eso?
Martes 5 de mayo, sobre las 17:30. Entramos en clase como cualquier otro día, pero esta vez es diferente. Vibra el móvil. Un email. Las manos empiezan a sudar, porque puede ser una respuesta a todos esos mensajes que enviamos. Y así es. Un hostel nos dice que la idea les parece genial, que a cambio de nuestro trabajo con la cámara, nos alojan y dan de desayunar para que podamos conocer la ciudad y encontrar un lugar en el que quedarnos.
Algunas semanas después compramos nuestro vuelo. Sólo ida. Desde ese momento empezamos a empaparnos de la cultura chilena.
